La espiritualidad. ¿Qué es? ¿Farsa?
Cuando hablamos de espiritualidad surgen dos líneas. La espiritualidad que concierne a corrientes o disciplinas y la Espiritualidad. Las agencias de inteligencia y seres de diversas dimensiones luchan por hacerse con el control y el poder sobre el mundo y sobre cada persona. De ahí han surgido muchísimas corrientes espirituales, y muchas de ellas hacen que quien entra en este mundo por cuestiones d iniciar su camino se decepcionen con facilidad y en otras, se logra que la persona pierda el contacto consigo misma y queda esclavizada. En definitiva es que todas o casi todas las corrientes nos llevan a concluir que la espiritualidad no tiene nada que ofrecernos y que el espíritu no existe en sí. La primera clase de espiritualidad es un rol, igual que un abogado, un médico o una madre representan un papel, pero no hay sustancia en él sino ilusiones y jerarquías de superioridad e inferioridad, de competencia entre unos seres humanos y otros supuestamente con menores poderes o estados evolutivos y de conocimiento. Todo falso. Cada ser vivo está hecho de una luz diferente, la cual se manifiesta en una manera especial de ser, de sentir, de vivir y de conocimiento. Estas cualidades te […]
Cuando hablamos de espiritualidad surgen dos líneas. La espiritualidad que concierne a corrientes o disciplinas y la Espiritualidad.
Las agencias de inteligencia y seres de diversas dimensiones luchan por hacerse con el control y el poder sobre el mundo y sobre cada persona. De ahí han surgido muchísimas corrientes espirituales, y muchas de ellas hacen que quien entra en este mundo por cuestiones d iniciar su camino se decepcionen con facilidad y en otras, se logra que la persona pierda el contacto consigo misma y queda esclavizada.
En definitiva es que todas o casi todas las corrientes nos llevan a concluir que la espiritualidad no tiene nada que ofrecernos y que el espíritu no existe en sí.
La primera clase de espiritualidad es un rol, igual que un abogado, un médico o una madre representan un papel, pero no hay sustancia en él sino ilusiones y jerarquías de superioridad e inferioridad, de competencia entre unos seres humanos y otros supuestamente con menores poderes o estados evolutivos y de conocimiento.
Todo falso. Cada ser vivo está hecho de una luz diferente, la cual se manifiesta en una manera especial de ser, de sentir, de vivir y de conocimiento. Estas cualidades te vuelven único y NADIE te las puede enseñar.
Por otro lado todas las cosas, seres y personas son Espíritu, están en armonía con él, con tu interior y verdadero ser.
Niegue uno su espiritualidad o no, la espiritualidad define su esencia inmutable, allí de donde viene y regresa, el fundamento y la sustancia vital de todo ser. Es aquello LIBRE dentro de sí mismo.
El espiritual es aquel que halla la vida que subyace las formas y que torna de profundidad las cosas que vive. Un cocinero entregado a su ser, un hombre que ama a su mascota o siente las estrellas en su corazón es espiritual. El espiritual busca y halla al espíritu constantemente. Cuando no lo ve, lo busca más y lo halla, hallando la libertad.
Una persona «no espiritual» puede serlo profundamente, se entrega, transforma y es UNO CON LA VIDA cuando desempeña su trabajo o hace el amor es extraordinario; y es que al hacer, penetra con su alma·corazón en lo que vive y atraviesa un velo, la persona no importa lo que haga, sea lo que sea se alinea a su ser, trasciende sus conocimientos y técnicas percibiendo y recibiendo aquello que lo transforma de ser bueno a ser un genio.
Es la diferencia entre una persona normal y una persona con consciencia del espíritu. La primera aplica la disciplina y reproduce sus aprendizajes. El segundo adquiere dominio absoluto sobre estos aspectos y se convierte en el espíritu, recibe inspiración divina y lleva su práctica más allá de los límites conocidos. Al fin puede saber que es capaz de transformarse a sí mismo y al mundo que le rodea con amor maravilloso y mucho cariño.