La fórmula de los padres
Es una fórmula que aporta la claridad y la capacidad de establecer dirección y límites al hijo/a.
Poder demostrar el descontento y proteger a un hijo es fundamental. Para cuando el niño aprovecha las carencias afectivas y la influencia que posee para dominar, regir y manipular.
Dirigir con amor y sin tiranía.
Enseña las cualidades de acompañar y proteger al hijo. La dirección es amor limitante para que pueda disfrutar de una vida feliz.
Una autoridad no invade, marca y dirige no a la persona o hacia la otra persona sino al límite.
Desarrolla la fuerza masculina y paterna, segura y asertiva.
Dirección con amor y sin agresión procurando el bienestar del otro. Aporta comprensión y compasión para ver con corazón.
La dirección es la manifestación activa del amor, es su seguridad y envoltura y viceversa, si se siente herido o vulnerable por la autoridad, crítica o ataque ajeno. Pues el rechazo no es dirección.
La agresión no es autoridad. Pero si la persona no es protegida será herida, se puede herir o morirá.
Proteger a la hija o al hijo enseñará a esta/a a protegerse de abusos futuros, de agresiones e insultos.
Dirigirlo y establecer límites para su bienestar y crecimiento le permitirá no perderse en el camino con estímulos externos o demandas del ego.
Con esta esencia vamos a poder realizar nuestros proyectos y apoyar a que la otra persona los realice. Transmisión de optimismo.
Si se siente solo y anhela amor sin protección se pierde la identidad. Sin amor con protección no hay capacidad de dirigir la vida, respeto ni amor. Para el correcto desarrollarse en el ámbito intelectual y dirigir la propia vida y hazañas, osar, ser y hacer en el mundo.
Para expresarse con amor.